domingo, 27 de octubre de 2013

Manifestaciones.

Últimamente la sociedad está revuelta, y con razón. Una crisis nos azota violentamente y con ella todos los inconvenientes que trae consigo enfadan a la población. Un gobierno popularmente tachado de incompetente hace reformas, recortes, deroga y crea leyes que no hacen más que aumentar el descontento popular. Parece que no hay nada que hagan bien.

Estamos en una batalla campal. Los partidarios de la derecha apoyan ciegamente la mayoría de las decisiones del Gobierno mientras no les afecten negativamente mientras que los socialistas salen a millares a las calles a gritar y ejercer su derecho de manifestación para ser tachados de unos cientos alterantes del orden público o incluso de masa violenta por la loca acción de un insensato. No hablemos de aquellos imparciales que se llevan las manos a la cabeza viendo, como diría Larra, el dolor de España y luchando individualmente por sobrevivir.

Porque al fin y al cabo esto no es más que una lucha por sobrevivir, el pobre lucha por conseguir comer, trabajar y llevar a sus hijos al colegio, el ciudadano medio se agarra al borde fuertemente procurando no caer en la pobreza mientras que el ciudadano rico satisfechas de por vida estas preocupaciones se dedica a incrementar su poder y decidir sobre la "plebe". En mi corto saber político, lo único que he podido sacar en claro es que la derecha es apoyada por los ricos, mientras que la izquierda por el ciudadano medio y pobre. Siempre he entendido por "malo" al rico, poderoso y ambicioso, y por tanto derecha política; y por "bueno" al luchador ciudadano medio y pobre que realmente se preocupa por el bien del país y no por el dinero personal, por tanto izquierda política.

Pero volviendo al título de la entrada. ¿Acaso no nos estamos volviendo locos, tanto partidarios de la derecha como de la izquierda? Las dos grandes manifestaciones que ha habido esta última semana, la huelga educativa y la manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, me han hecho ver la locura que se extiende dentro y fuera de las calles. En la huelga educativa vimos cómo algunos alumnos declaraban orgullosamente haber "tomado" las puertas de la universidad impidiendo el acceso de otros alumnos a la misma y por tanto impidiéndoles ejercer su derecho de ir a clase . En la segunda manifestación me asombró la cantidad de personas que acudieron (dejo la imagen aérea). Sin embargo, me entristeció mucho los insultos que se ven en las redes sociales tachando a los manifestantes de fascistas, afortunadamente leí una publicación de una joven que denunciaba la vergüenza de insultar a los manifestantes que estaban en su derecho de ejercer su derecho (perdonen la redundancia).

Y ya concluyendo, comentaba con una amiga que me había pasado un enlace de un proyecto para denunciar las violaciones (recomiendo que lo miren aquí), la poca actitud que tenemos a la hora de combatir este tipo de injusticias que nos dejan sin palabras. Todos le damos al like y nos conmueve tremendamente pero no hacemos nada. Sin embargo, ¿qué vamos a hacer? ¿manifestarnos en contra de que deroguen la doctrina Parot? ¿Quién nos escucha? ¿Los medios de comunicación que escriben en función del color del partido que les financia? ¿Dejar que nos tachen de, como decía antes, unos cientos de alterantes del orden público, y mientras tanto en las redes sociales nos insultamos unos a otros porque había personas con ideología pro franquista en la manifestación? Y así, grito tras grito se va escondiendo el objetivo inicial de la manifestación. 

¿No creen que deberíamos organizarnos? ¿No creen que es hora de terminar esta "guerra interna" y empezar a mirar a los ojos al Gobierno? Dejemos de matarnos unos a otros mientras ahí arriba los ricos se frotan las manos y se ríen de nosotros. Puede que me equivoque, puede que no, pero de algo estoy segura, la unión hace la fuerza.

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