miércoles, 24 de septiembre de 2014

Relato de un primer día.

Era por entonces una semana bastante tranquila, el calor y la comodidad de casa obligaban a hacer el vago. Ese jueves iría al mundo inexplorado que sería aquel nuevo colegio, el cual, a pesar de estar a escasos 10 minutos del anterior, supondría una nueva y diferente aventura hacia mi futuro.

Recuerdo que la noche anterior crecía en mí una gran bomba de curiosidad, pero también sentía una enorme jarra de agua fría causada por los nervios. Me acosté bastante tarde, ya que estuve aprovechando lo máximo posible para hacer mis cosas, a lo que se juntaban numerosas ideas o pensamientos acerca de lo que se me aproximaba a una velocidad descomunal.

Me levanté por la mañana aquel día de estreno, recuerdo que eran sobre las diez, y desayuné con calma, ya que debería ir al nuevo mundo a las doce. Salí de casa y fui andando hasta que me encontré con un amigo y, más tarde una amiga, con los que compartiría esta experiencia.

Los tres comenzamos a andar hasta llegar a la plaza mayor del pueblo, donde compramos algo de beber para proseguir nuestro viaje. Al ir acercándonos comenzamos a ver manadas de niños y adolescentes por la calle de subida al instituto; unos subían, otros bajaban. Llegamos a la puerta de entrada, donde  me tropecé con un escalón que había justo al pasarla, pero menos mal que nadie me vio. Bajo las miradas de las demás personas allí presentes, seguimos hasta entrar en el edificio donde en una especie de pizarra informativa leímos que habría una charla de bienvenida en el gimnasio.

Una vez abajo del todo, (se me olvido decir que el edificio tiene cuatro plantas) en el patio nos encontramos esperando a otras dos chicas, también de mi antiguo colegio, con las que mantuvimos una breve conversación hasta que por orden de lista fuimos entrando y sentándonos en las sillas con dos hojas, donde figuraban un ejemplo de horario y las instrucciones del día siguiente.

Una vez todos sentados, frente a una especie de pequeño escenario con una mesa acompañada de un proyector, subió un hombre, el cual se presentó; era el director, parecía un tipo majo, y comenzó con un par de bromas. La charla duró una media hora aproximadamente, y en ella nos explicó el funcionamiento del nuevo sistema de aula-materia, las normas, etc.

Tras esta pequeña introducción al curso, varios profesores realizaron un “tour” a través del colegio, donde nos enseñaban planta por planta donde se encontraba cada aula, aunque casi nadie se acordaría de nada al día siguiente.

Recuerdo que al realizar la rueda de reconocimiento, me percaté más o menos de la gente que iría a mi clase, y sobre todo me impresionó un chico, el cual no me parecía en absoluto que fuese a mi curso. Por lo demás había chicas bastante majas, y los chicos eran graciosos, alguno tal vez algo “graciosillo”, pero en fin, parecían buena gente.

Daniel Barriuso.

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