jueves, 2 de mayo de 2013

Historia de dos.

En una tarde de invierno se encuentran dos personas. Apenas son las ocho de la tarde pero la noche ya ha caido. La conversación comienza con la identificación de respectivas sudaderas y la presentación de sus nombres. Es un primer contacto un tanto tímido pero suficiente para introducir la historia de dos personas diferentes a simple vista.

Un joven y una chica. Un hombre hecho y derecho por la abrumadora experiencia que pesa sobre sus hombros. Una chica prácticamente llegada al mundo y con las constantes dudas que caracterizan a la adolescencia rondando su cabeza. La diferencia de edad hace chocante la relación. Pero donde hay cariño y amor la edad ha perdido la batalla.

Poco a poco va desapareciendo la inseguridad de la chica a relacionarse con alguien tan mayor, va apareciendo la curiosidad por tal personaje. Se descubren aficiones y gustos compartidos. La lectura, el saber, el cine y la música es constante tema de conversación. La vida de cada uno también se hace un hueco en la tertulia.

Existe una amistad, sí. Pero empieza a crecer un cariño especial. "La amistad es cosa de dos". Y de dos es. Dan mucho por el otro. El apoyo moral e intelectual refuerzan este cariño. Hay problemas, discusiones, días malos pero se hablan, se lucha y se solucionan.

Llegados a este punto has olvidado la edad de estas personas. ¿Por qué? Porque son indiferentes. Es un amor incondicional en toda regla.

Ha pasado poco tiempo desde ese primer encuentro y no se conocen profundamente pero no es solo una amistad, no es solo un cariño especial, ni algo parecido al de un padre a una hija y viceversa. Es amor entre amigos.

Este no es el final de una bonita historia. Como dijo el gendarme francés...
...este es el principio de una gran amistad.

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